La comprensión del fenómeno monoteísta pasa, necesariamente, por la comprensión de sus orígenes. Este profundo ejercicio de dilucidación de dichos orígenes emprendido por el prof. Thomas Römer tiene el mérito de mostrar el monoteísmo, con diáfana claridad, como un fenómeno de síntesis religiosa en el que el pensamiento religioso de otros pueblos, fuera de los límites estrechos de la Tierra Santa, han contribuido decididamente a conformar. No en balde, expresado esto en las designaciones actuales, Abraham era iraquí, Moisés egipcio, Esdras iraní y san Pablo turco. Precario es por tanto el reclamo de su paternidad con pretensiones de exclusividad.
La experiencia religiosa, se comprueba nuevamente, es crisol humano. En ella convergen diversas culturas y está presente, sin poder medir porcentajes, el aporte valioso de una experiencia humana acumulada que capta, en lo que es una herencia común, algunas de las intuiciones filosóficas y arquetipos culturales más relevantes de la historia humana.
Impreso/EBook